25 sep 2012 Solo hay tres maneras para que se protejan del maligno

01.10.2012 14:10

Martes 25 de septiembre, 2012  a las 12:50 hrs.

Mi muy querida bienamada hija nunca debes caer en la complacencia/ conformidad y sentir que este trabajo, cuando parece que va bien, será un momento para escapar del azote del maligno. Él está furioso. Él picotea en cada tarea que emprendes, crea problemas y obstáculos que te dejan frustrada e impotente.

Muchísimas personas están ciegas ante el flagelo que él (el maligno) inflige a la humanidad. Debido a que no pueden verlo, no creen que él existe. Aquellos que abren el camino hacia él por medio del pecado y lo permiten dentro de sus almas, encontrarán imposible deshacerse del terrible dolor y descontento que traerá a sus vidas.

Solo hay tres maneras para que se protejan del maligno:

La primera es el Sacramento de la Confesión que limpia su alma, si son sinceros en su remordimiento. Para los no-Católicos por favor, acepten el Don de la Indulgencia Plenaria en la Cruzada de Oración (24), dada al mundo a través de esta Misión.

La segunda manera es a través de la devoción diaria a Mi Madre, a la que se le ha dado el poder para aplastar a Satanás. Su Santo Rosario es un escudo importante, que cubrirá a ustedes y a su familia lejos del ojo del maligno.

La última es a través del Estado de Gracia, el cual pueden alcanzar mediante la comunicación regular Conmigo, al recibirme en la Sagrada Eucaristía.

Muchas personas que quieren escapar de las garras de Satanás, y quienes en sus corazones saben que han sido succionados en el remolino del mal, deben recurrir a Mí y pedirme que les ayude a través de esta Cruzada especial de Oración (78) Para salvarme del mal:

Oh Jesús protégeme del poder de Satanás. Llévame a Tu corazón, mientras que yo me libero de toda mi lealtad a él y a sus malos caminos. Te entrego mi voluntad y vengo ante Ti de rodillas con un corazón humilde y contrito. Dejo mi vida en Tus Santos Brazos. Sálvame del mal. Libérame y llévame a Tu refugio seguro de protección ahora y para siempre. Amén.”

Su Jesús