18 may 2013 Cuando el Espíritu Santo está presente, se esparcirá como fuego y reproducirá la Palabra de Dios en muchas lenguas
Traducción latinoamérica
Sábado 18 de mayo de 2013 a las 13:16 hrs.
Mi amadísima hija, el Don del Espíritu Santo es muy incomprendido. Es un precioso Don y es derramado sobre la humanidad a través de la generosidad de Dios. Es dado con gran amor a todos, pero no todos lo aceptan. No todos son capaces de recibir este Don. Aquellos quienes creen que merecen este Don porque dicen que me conocen, y que son educados en cada aspecto de teología, no están necesariamente preparados para recibir este Santísimo Don.
Durante los diez días en el Cenáculo, Mi amada Madre tuvo pacientemente que explicar a Mis apóstoles la importancia de la humildad. Sin humildad no pueden ser llenados con este Don del Cielo. Algunos de Mis apóstoles pensaron que como discípulos elegidos, ellos eran mejores que la gente ordinaria porque estuvieron cerca de Mí y que otros deberían automáticamente caer a sus pies. Pero, por supuesto, esto no es lo que les enseñé. Mi Madre pasó muchas largas horas explicándoles cómo el orgullo puede impedir al Espíritu Santo entrar en sus almas.
Cuando el Espíritu Santo entra en un alma, trae consigo muchos Dones. Puede ser el Don de conocimiento, el Don de lenguas, el Don de sabiduría, el Don de amor, el Don de sanación o el Don de profecía. En el caso de Mis apóstoles, pronto se dieron cuenta que, tan pronto como recibieron este Don no podían nunca permitir al pecado del orgullo mancillar su Misión posteriormente. Porque tan pronto como el orgullo interviene en una persona, quien ha recibido el don del Espíritu Santo, el Espíritu de Dios desaparece y en su lugar residirá el espíritu de las tinieblas.
Un alma en tinieblas no puede derramar la Luz del Espíritu Santo sobre otros. Solo puede propagar oscuridad. La oscuridad del espíritu engaña a otros. Es particularmente engañoso cuando viene de alguien quien parece ser un discípulo santo o un experto en Mis Enseñanzas. Todos esos resultados son odio, ansiedad y un sentido de desesperanza.
Para recibir el Don del Espíritu Santo, vuestras almas deben ser purificadas y libres del pecado de orgullo, en caso contrario nunca se os otorgará. Cuando el Espíritu Santo está presente, se esparcirá como fuego y reproducirá la Palabra de Dios en muchas lenguas. Traerá consigo la sanación de mente, cuerpo y espíritu y lo traerá con la sabiduría, la cual solo puede venir de Dios. El Espíritu Santo difundirá conversión mundialmente.
Estos entonces serán los frutos por los cuales conoceréis si el Espíritu Santo está presente. La abundancia de cada Don posible, incluyendo milagros del Cielo, ahora han sido manifestados en el Libro de la Verdad para el bien de todos – El Libro prometido a la humanidad entera para estos tiempos. Aceptádlo con corazón amable y dadle gracias a Dios por uno de los últimos regalos del Cielo antes del Gran Día.
Vuestro Jesús