18 may 2012 Dios Padre: No temáis Mi mano sino la de aquéllos que son vuestros enemigos
Viernes, 18 de mayo del 2012, a las 15:20 hrs.
Hoy hablo contigo, Mi muy querida hija, para traer consuelo a los que tienen miedo al futuro.
El futuro, queridos hijos, está en Mis Santa Manos.
Ha llegado la hora de que venga el Nuevo Reino, el Reino sobre el que reinará Mi amado Hijo.
Es la última era, en la que la tierra está siendo preparada para alumbrar a las multitudes que amen a Mi Hijo y a su vez Me amen a Mí.
Aún tienen que pasar muchas cosas para que se haga Mi Divina Voluntad, y se necesita oración, paciencia y coraje.
No temáis Mi mano sino la de aquéllos que son vuestros enemigos.
Hay mucha maldad rampante en el mundo y ha llegado la hora de que Yo castigue a aquellas naciones que atormentan a Mis hijos en la tierra.
Ahora que empieza la batalla, las Casas que Me honran a Mí, a Dios Padre, serán renovadas.
Pronto se darán cuenta de cómo rechazaron al único y verdadero Mesías que Yo envié a la tierra, Mi Hijo Jesucristo, para dar la salvación al mundo.
Luego, todos los que crean en Mi Hijo y en Mí, Dios el Altísimo, se alzarán al unísono para preparar el terreno y que la Segunda Venida de Mi Hijo pueda tener lugar.
Sólo cuando se complete la purificación, Mi Hijo regresará.
La purificación de la que hablo ocurrirá cuando los buenos sean separados de los malos. Aquéllos que viven sus vidas llenos de las mentiras implantadas en sus almas por Satanás aún tienen tiempo de arrepentirse.
Haré todo cuanto pueda para salvarles de la Bestia, porque Yo no renuncio a Mis hijos tan fácilmente.
Por medio de diferentes intervenciones divinas, que serán sancionadas por Mí, intentaré atraerles a Mis brazos misericordiosos para salvarles.
La confianza y la fe en Mí son el camino a la Vida Eterna.
Sólo a través de Mi Hijo, el Salvador del Mundo, podéis llegar hasta Mí, el Padre del Universo.
Porque, para llegar hasta Mí, debéis ser salvados del pecado.
Para ser salvados del pecado, debéis redimiros ante los ojos de Mi Hijo.
Así como Yo envié a Mi Hijo la primera vez para concederos la salvación, así también le envío de nuevo, por última vez, para salvaros antes de que el nuevo Cielo y la nueva Tierra se unan para convertirse en uno solo.
Los que rehuséis aceptar la Gran Misericordia de Mi Hijo, después de esta última cruzada para llevar a todos Mis hijos al Paraíso que es vuestra legítima heredad, os perderéis para siempre.
Después de esto, no habrá vuelta atrás.
No os olvidéis nunca de quién soy Yo.
Yo soy Dios Padre y Yo os he creado.
Os amo.
Deseo traeros a todos a casa, pero cómo fluyen Mis lágrimas al mismo tiempo.
Eso es así debido a las tantísimas personas que no seré capaz de salvar a menos que se vuelvan hacia Mí y Me pidan que les ayude.
Esta llamada de los Cielos ha sido profetizada.
Sólo el Cordero de Dios, Mi Hijo, tiene la autoridad para revelaros los acontecimientos que están por venir.
Sólo Él puede abrir los Sellos.
Él lo está haciendo con la ayuda del séptimo ángel, la séptima mensajera.
Abrid vuestros ojos y aceptad que, finalmente, el Libro de la Verdad que fue profetizado está siendo abierto ahora, capítulo por capítulo, ante vuestros ojos.
Aceptadlo como un don, porque os proporcionará vida eterna.
Vuestro amado Padre del Cielo
Dios el Altísimo