09 ene 2013 Cuando removéis la Verdad, o la manipuláis, ya no es más la Verdad. Todo lo que queda es el cascarón
Cuando removéis la Verdad, o la manipuláis, ya no es más la Verdad. Todo lo que queda es el cascarón
Miércoles 9 de Enero, 2013 a las 10:45 hrs.
Mi muy querida hija, cómo soy conocido, por el lenguage de los hombres, cada día, y sin embargo, estoy tan lejos de ellos.
Muchos de ellos, instintivamente, gritan Mi Nombre en voz alta, en momentos de expresión, sin llegar realmente a darse cuenta de cómo usan mi nombre. No sólo, no Soy venerado; sino que ningún respeto de ningún tipo se Me muestra. Mi Nombre es utilizado para maldecir a otros, en momentos de gran fricción. Cómo Me duele y me consterna, que Yo sea utilizado de ésta manera.
Muchos utilizan Mi Nombre en la conversación cotidiana, pero no de una manera, que se relacione a Mi labor como el Salvador de la raza humana.
Cómo deseo que pudiera llamar a los ateos y agnósticos, para que pudieran escuchar cómo deben utilizar Mi Nombre, en sus conversaciones diarias. Si se trata de un hábito, entonces ¿por qué no utilizáis otra forma de expresión? ¿Por qué Me inclúis, si vosotros no Me aceptáis? ¿Por qué Me utilizáis como a forma de blasfemia, cuando no creéis que Yo existo?
Mucha gente Me descarta como no siendo importante en sus vidas. Soy empujado hacia un lado como si Yo no tuviera importancia.
Muchas almas que creen en Mí, no practican su Fe. Como tales, no pueden preparar sus almas. Así que muchos no saben cuándo van a ser tomados de esta tierra y dentro de la otra vida y han cometido un error terrible. Porque, no son aptos para entrar en mi Reino.
El día en que las almas se encuentren divididas en dos grupos, la Verdad del futuro les será finalmente revelada. ¡Ay del hombre que no se ha preparado para este gran día y que desperdicia el tiempo concedido a él en la tierra!
A los otros que se han negado a escuchar la Verdad y que públicamente Me menosprecian y rechazan, su terror será imposible de describir. Allí será el llanto, la histeria y la conmoción presenciados en aquél día, cuando estas almas vean que el camino que ellas eligieron, unicamente las condujo a las llamas del abismo.
Este es el momento de la renovación espiritual de las almas que han sido bendecidas con el Don de ver cómo las profecías de la antigüedad están teniendo lugar en el mundo como se predijo.
Miro al mundo y veo confusión terrible, cómo la gente está siendo absorbida en mentiras acerca de: cómo ha sido creado el mundo? --estas mentiras, están diseñadas para voltear a la gente lejos de la verdad.
Veo como a la gente buena se les dirá que rechacen lo que comprenden de Mis Enseñanzas y que las arrojen a un lado, y así estar a favor de aceptar el pecado. Después, se les anima a aplaudir al pecado hasta que se convencen de que Yo, Jesucristo, me haré de la vista gorda(vivo de espaldas a la realidad).
La Verdad de Mis Enseñanzas se encuentra en el núcleo mismo del Cristianismo. Cuando removéis la Verdad, o la manipuláis, ya no es más la Verdad. Todo lo que queda es el cascarón.
Es hora de discernir si estáis o no estáis dispuestos para dejaros ser engañados por el espiritismo moderno new age, o para manteneros firmes y defender la Santa Palabra de Dios. Esto parece que no os importa ahora, pero cuando llegue el día, cuando Yo venga a juzgar, sólo la Verdad será aceptada en Mi Reino.
Cuando aceptáis mentiras, no estáis siendo honestos. No estáis siendo sinceros/veraces. Por lo tanto, no recibiréis Gracias. Seréis como una vasija vacía, que navega en los mares, presumiendo de una carga, que sólo existe en vuestras mentes. No será de utilidad para nadie, esta falsa sensación de seguridad. Esto no os dará acceso a las llaves de Mi Nuevo Paraíso.
Orad todos los días, como si el mañana fuera vuestro último día, porque no conocéis el tiempo de Mi Segunda Venida. Esto sucederá de forma inesperada. Cuando ese día amanezca, habrá poco tiempo para volver atrás. Vosotros Me aceptaréis, a Mí y Mi Promesa de llevaros dentro de Mi reino, o seréis enviados al lugar del cual ya no hay retorno.
Vuestro Jesús