07 may 2011 Atrocidades de Mi Crucifixión que no fueron reveladas al hombre de la manera en la que debió haber sido
Sábado 7 de mayo de 2011 a las 21:50 hrs.
Mi amada hija, debes ahora levantar Mi Cruz y ayudarme a cargarla en el trayecto que he trazado para ti. Mi preciosa hija, cómo has sufrido estas últimas semanas. Yo permití que esto sucediera porque te ha acercado más a Mi Sagrado Corazón.
Muchas almas han sido llamadas para impartir Mis Mensajes al mundo. Será solo a través de la purificación voluntaria de parte del alma, lo que determinará la calidad del discernimiento. En otras palabras, si el alma que he elegido para comunicar Mi Palabra es pura, entonces los mensajes tendrán más impacto. Tendrán una impresión más duradera en el alma. Estarán llenas de compasión, sin embargo, revelarán la verdad de Mis Enseñanzas en su crudo formato.
No tengo tiempo para las sutilezas esperadas por el hombre, que está condicionado a oír Mi Palabra de cierta manera - en una versión idiotizada. Incluso Mi Pasión, la Cruz y las atrocidades cometidas por el hombre en Mi crucifixión, no han sido reveladas al mundo en la manera en la que debió haber sido. Por tanto pocos de ustedes, hijos Míos, entienden el trato atroz a Mí, su Divino Salvador, a manos del hombre. Este trato a Mí hoy día, en donde soy burlado, ridiculizado, maldecido, ignorado y abusado es todavía evidente. Mi muerte abrió el camino para salvar las almas de ustedes de la condenación eterna. Este es todavía el caso. No desperdicien el Don de salvación, ya que sin aceptar la Verdad, no pueden ser salvados.
Escuchen esto, Yo soy la Verdad, Yo soy la Llave de su salvación. En su lecho de muerte, incluso si me han ignorado, a Mis enseñanzas, han negado Mi Existencia Real, recurran a Mí y pidan la redención. Nunca es demasiado tarde para recurrir a Mí y pedirme que sostenga su mano y me dejen llevarlos al Reino Celestial de Mi Padre. Pero ustedes solo pueden hacer esto mientras estén vivos en esta Tierra. Esta es su única oportunidad para que se les ofrezca vida eterna. Después será demasiado tarde.
Su amado Divino Salvador, Jesucristo