06 feb 2014 Madre de la Salvación: Cuando los sacerdotes de mi Hijo confronten terrible angustia y actos de injusticia, deben llamarme
Jueves 6 de febrero de 2014 a las 16:15 hrs.
Hija mía, cuando llegue el tiempo en que los sacerdotes de mi Hijo confronten terrible angustia y actos de injusticia, deben llamarme. A mí se me ha dado la Gracia de poder darles la valentía que ellos necesitarán para continuar sirviendo a mi Hijo. Me refiero, en particular, a los sacerdotes dentro de la Iglesia Católica, porque ellos sufrirán más que ningún otro servidor de Dios.
Cuando llegue el día y cuando sean llamados a jurar una blasfemia, la cual negará la Divinidad de mi bienamado Hijo, Jesucristo, nunca deben dudar de las verdaderas intenciones de aquellos que les piden hacer esto. Cuando les ordenen que renuncien al significado de la Santa Eucaristía y que acepten una nueva interpretación, ellos sabrán entonces que la hora ha llegado. Ese será el día cuando la putrefacción se asentará y el desmoronamiento de los muros será presenciado bajo los techos de las Iglesias en todas partes.
Yo deseo que todos los sacerdotes, que tengan que afrontar estas dolorosas pruebas, reciten esta Cruzada de Oración (135) para defender la Verdad “Oh, Amada Madre de la Salvación, ayúdame en mi momento de necesidad. Ruega para que sea bendecido con los Dones derramados por el Poder del Espíritu Santo sobre mi indigna alma, para defender en todo momento la Verdad.
Sostenme en cada suceso, donde se me pida negar la Verdad, la Palabra de Dios, los Sagrados Sacramentos y la Sacratísima Eucaristía.
Ayúdame a utilizar las Gracias que reciba para permanecer firme contra la perversidad de Satanás y la de todas aquellas pobres almas que él utiliza para deshonrar a tu Hijo, Jesucristo. Ayúdame en mi hora de necesidad.
Por el bien de las almas, dame el valor de proveer los Sacramentos a cada hijo de Dios, cuando, por los enemigos de Dios me sea prohibido hacerlo. Amén.”
Cuando estos tiempos comiencen, ustedes deben estar preparados para continuar llevando el Trabajo de Dios y llevando Su Cruz con aceptación y dignidad, por el bien de su propia alma y de aquellas almas de todos los hijos de Dios.
Su bienamada Madre
Madre de la Salvación