04 ene 2014 Madre de la Salvación: Primero fuimos a Judea y luego mi Hijo fue llevado a India, Persia, Egipto, Grecia e Inglaterra

12.01.2014 15:35

 

Sábado 4 de enero de 2014  a las 13:50 hrs.

Mi niña, en el período previo al nacimiento de mi Hijo, los dolores fueron evidentes por todo lo que nos ocurría. Huí hacia Isabel buscando consuelo, sabiendo que ella estaba bendecida con entendimiento intuitivo preciso y profundo, que le fueron dados por el Espíritu Santo. Mi bienamado esposo y yo, buscamos este refugio de paz, en ese momento que estábamos tan agobiados de saber lo que estaba por llegar.

Cuando mi tiempo se aproximaba, cada obstáculo, planificado por el espíritu del mal, era puesto delante nuestro, a cada paso que dábamos. Nos daban portazos en nuestras caras; la gente que conocíamos nos evitaba y fuimos desterrados al desierto (a la intemperie). Y de esta manera acabamos sin un techo sobre nuestras cabezas y en un refugio adecuado solo para animales, mientras el Santo Mesías venía al mundo como un indigente. No hubo ceremonias, ni coronación, ni reconocimientos. Solo había una poca gente para consolarme en mi soledad. Pero luego, cuando mi Hijo nació, todos los sentimientos de ansiedad se me fueron. Todo lo que sentí fue el Amor de la Divinísima Presencia. La Paz finalmente reinó en mi Corazón.

Por el Poder del Espíritu Santo, la ayuda y el consuelo nos fueron enviados, aunque en número fueron poca gente. A pesar de que el nacimiento de Jesucristo fue un acontecimiento humilde y sencillo/ modesto – donde solo unos pocos estuvieron involucrados – el rumor se había esparcido. Así es como el Espíritu Santo actúa. Muchos habían esperado el nacimiento. Muchos habían oído acerca de este acontecimiento y muchos, entonces, hablaron de ello. Cuando se dió a conocer que Jesucristo, el Mesías prometido a la humanidad, había nacido, la oposición empezó a crecer. El cruel ataque de Herodes y todos sus servidores, demostraron cuanto miedo pone la Presencia de Dios en los corazones de los hombres malvados.

Desde ese día en adelante, yo me volví la protectora de mi Hijo, y mi bienamado esposo, José, organizó nuestra seguridad en muchas ocasiones después de eso. Pasamos muchos años huyendo de un lugar a otro. Hicimos frente a tanta oposición -tanto miedo, tanto odio. Ese fue nuestro destino. En el momento en que mi Hijo fue encontrado a la edad de doce años orando en el templo, nos Lo llevamos a esconderle/ ocultarle.

La familia de José estuvo involucrada en camuflarnos y sacarnos de allí, y durante muchos años, viajamos. Primero fuimos a Judea y luego mi Hijo fue llevado a India, Persia, Egipto, Grecia e Inglaterra. Donde quiera que íbamos, la Presencia de mi Hijo creaba muchos milagros, aunque Él nunca se presentó públicamente como el Mesías. Él estuvo muy bien cuidado y vimos mucho de Él. Vivimos en paz, amor y armonía y sin mi esposo José, no hubiésemos tenido un lugar donde ir, para proteger a mi Hijo hasta que Su Misión pública comenzó.

Y ahora que Su Segunda Venida es inminente, cada obstáculo será puesto antes de Su Llegada. Cada Palabra que salga de la boca de Su profeta, será desgarrada y ridiculizada. Solo un puñado de gente estarán enterados de la Verdad que rodea esta Misión y muchas puertas darán portazos en la cara de aquellos que sigan Sus instrucciones. Esta es una Misión solitaria para tí, mi niña, y estás siendo instruida para permanecer obediente en todas las cosas que se te están haciendo saber por Dios.

Ayuda te será enviada. La ayuda también cesará cuando ese sea el Deseo de mi Hijo. Mientras se ve que pocos siguen esta Misión, más millones creen en ella completamente. Porque la Palabra de Dios siempre atraerá a los que son Suyos, a través del Poder del Espíritu Santo.

Los dolores de parto han empezado, y la labor/el parto no durará mucho tiempo. Dentro de poco el nacimiento de un nuevo comienzo amanecerá, y entonces el Día del Señor finalmente llegará. Niños, estén en paz, porque todas estas cosas han de pasar antes de que la Tierra sea purgada de pecado.

Su bienamada Madre

Madre de la Salvación