11 ene 2014 La gente que vive en el mundo de hoy, no es diferente de aquella que vivió hace miles de años

18.01.2014 13:22

 

Sábado 11 de enero de 2014 a las 10:48 hrs.

Mi muy querida bienamada hija, Yo quiero que el mundo sepa cuanto quiero al hombre, pues Yo amo incluso al más miserable/humilde, al más atormentado y al más desmerecedor. Quienquiera que crea que Yo pongo a un hombre delante de otro, no me conoce. Yo puedo tener más favor hacia ciertas almas, especialmente almas elegidas, pero no les amo más, ni menos, que a las almas de los afligidos.

Miro a cada alma con Amor en Mi Corazón. Me aferro a cada uno de ustedes, porque son Míos -de Mi Padre. Mientras Yo puedo estar ofendido por las debilidades de ustedes y enfadado por sus deseos e intenciones malas, Mi Amor por ustedes nunca muere. Todos los pecadores son amados por Dios –no importa lo que hayan hecho. Dios tiene el Poder definitivo sobre el destino de cada alma y este Poder es Suyo.

Yo tengo la sola Autoridad de Juzgar. A ningún hombre de entre ustedes le ha sido dado este derecho. Cuando el hombre juzga a otro de ser culpable de pecado, debe castigar a esa persona a través de la penitencia, no de muerte. Ningún hombre, juez, líder político o miembro de Mi Iglesia en la Tierra, puede jamás condenar a un hombre a morir por sus pecados –sin importar cuán perversos hayan sido. Ningún hombre puede condenar a otro al Infierno, porque cuando el hombre declare a un alma de ser maldita, entonces será él, en su lugar, quien será maldito, sin importar cuantos sagrados actos haya llevado a cabo en Mi Nombre.

Cómo gastan tanto tiempo en condenarse los unos a los otros, en vez de aceptar el Don que se les fue dado –el Don del amor de unos a los otros. Amen el Don que a todos les fue entregado por Dios y el cual es de ustedes para darlo de la manera que deseen –siempre que sea de acuerdo a la Voluntad de Mi Padre. Todavía, muchísimos que me aman a Mí, Jesucristo, creen que Yo apruebo cualquier acción que avive al odio entre los unos y los otros. Deben saber que, en lugar de eso, Yo simplemente quiero que se amen los unos a los otros y que permanezcan inalterables a la Palabra de Dios, la cual está contenida en ambos: en el Antiguo y en el Nuevo Testamento.

La Palabra es eterna –no cambia– nunca. La gente que vive en el mundo de hoy, no es diferente de aquella que vivió hace miles de años. Puede que ustedes tengan más conocimiento y más información, pero no son mejores que ninguna generación que llegó antes que ustedes. El hombre es mortal. Nada cambiará en este sentido, hasta que Yo les traiga la Vida Eterna.

Deténganse y piensen. Mis instrucciones son aún las mismas que las dadas a la humanidad durante Mi Tiempo en la Tierra. La única diferencia ahora es que, a causa de los avances en la ciencia, mucha gente cree que son más grandes que Dios. Muchos creen tanto en su inmortalidad, que han decidido no aceptar que fueron creados por Dios. Muchos piensan que tienen el poder de reescribir las Leyes de Dios.

Muchos han decidido levantar una nueva Torre de Babel y cuando lo hagan, se vendrá abajo con una sola barrida de la Mano de Mi Padre.

Entonces el hombre se dará cuenta de que la vida solo puede existir con Dios y por Dios, en concordancia con la Voluntad de Dios. No hay vida sin Dios. 

Su Jesús